La población de la Unión Europea está envejeciendo. El número de trabajadores mayores de 55 años aumentó en más de 12 millones entre 2004 y 2014 en los 28 países de la UE debido a esta tendencia demográfica y a las recientes reformas del sistema de pensiones acometidas en varios países europeos que han aumentado la edad legal de jubilación y reducido las opciones de jubilación anticipada.
Si bien la población europea sigue envejeciendo a un ritmo considerable, los trabajadores mayores de 55 años aún representan poco más que una sexta parte de todos los trabajadores europeos. En consecuencia, será necesario un aumento considerable de las tasas de empleo de este tipo de trabajadores, así como de la tasa de jubilación efectiva de los mismos para garantizar unas pensiones adecuadas y sostenibles. Uno de los capítulos del Informe sobre el Empleo y el Desarrollo Social en Europa en el año 2015 examina las condiciones de los trabajadores de mayor edad en toda la UE y ofrece una evaluación exhaustiva de la situación de las personas mayores.
Además, la Dirección General Empleo, Inclusión y Asuntos Sociales de la Comisión Europea ha publicado un mapa disponible en la página web en el que clasifica a los Estados miembros teniendo en cuenta tres dimensiones principales. La primera de ellas, la presión que ejerce el envejecimiento de la población sobre el gasto social, se mide por el coeficiente de gasto social en la población de edad avanzada y el número de personas dependientes de dicha asistencia por parte de los servicios públicos. El segundo indicador está basado en los resultados del mercado de trabajo en las personas de mayor edad, calculando las tasas de actividad y de empleo y la tasa de desempleo entre los trabajadores de este grupo y la población total en edad de trabajar. El último, tiene en cuenta el riesgo de pobreza o exclusión social y la desigualdad entre las personas mayores de 55 años y la suficiencia de las pensiones para cubrir las necesidades básicas, medida por la relación entre el ingreso medio de los jubilados mayores de 65 años y el de los empleados mayores de 18 años.
En esta misma publicación se establecen 5 grupos diferentes de Estados miembros entre los que figura un grupo relativamente pobre con tasas de empleo y cobertura social limitada para los trabajadores mayores y jubilados en el que se incluyen Eslovenia, Rumania, Grecia, Croacia y Malta. Los peores resultados en términos de asistencia social se pueden encontrar en otro grupo que incluye a Bulgaria, Lituania, Estonia y Letonia. A pesar de los buenos resultados de empleo para los trabajadores de mayor edad, estos países se caracterizan por altos niveles de pobreza y una alta desigualdad entre las personas mayores de 55 años Las relativamente altas tasas de ocupación en los trabajadores de más de 55 años mayores en estos países reflejan la imposibilidad para estas personas de retirarse y la obligación de seguir trabajando con el fin de tener unos ingresos suficientes.
Mejores resultados podemos encontrar en el grupo que incluye a Alemania, Suecia, Finlandia, los Países Bajos, Dinamarca y el Reino Unido. Estos países cuentan con buenos resultados tanto en términos de empleo como en índices de pobreza y exclusión social. En dichos países, el trabajo y la protección social contribuyen a prolongar la vida laboral (gracias a, por ejemplo, la flexibilización de horarios y el teletrabajo) y las personas mayores continúan trabajando por razones no estrictamente económicas. Sin embargo, los ingresos de las personas mayores en estos países siguen siendo inferiores al del resto de la población. A medio camino se sitúan países como Portugal, Italia, Austria y Polonia que cuentan con tasas de ocupación intermedia y un buen ingreso relativo de las personas mayores al estar el gasto social orientado fundamentalmente al pago de las pensiones. España se encuentra junto a Bélgica, Francia, Irlanda y República Checa en un grupo en el que la tasa de empleo es también intermedia pero que cuentan con mejores resultados en materia social en un contexto de envejecimiento que no tiene una incidencia muy significativa en el sistema de servicios sociales.
En conjunto, a pesar del aumento en las tasas de empleo de los trabajadores de edad avanzada durante la crisis, sus oportunidades en el mercado laboral no alcanzan a las del resto de la población. El aumento general de la edad de jubilación no ha motivado una mayor empleabilidad de estos trabajadores. En consecuencia, uno de los principales retos sigue siendo aumentar el atractivo de este grupo para los empleadores.