La unidad analítica de la Dirección General de Empleo de la Comisión, ha realizado un estudio que relaciona el nivel de pobreza de los niños con la intensidad de trabajo realizado por los padres.
El estudio que se ha realizado parte de la idea de que, durante las últimas décadas hemos asistido a la generalización del doble sueldo en los núcleos familiares, es decir, a que existan en la familia dos adultos que trabajan. Esto significa que, como resultado de los cambios socioculturales y de las nuevas formas de ganarse la vida, el doble ingreso se ha convertido en la norma en muchos hogares. Sin embargo, esto implica también que en muchas familias en las que solo trabaja uno de los miembros (incluidas las familias monoparentales) los niños se enfrentan a un riesgo de pobreza cada vez mayor.
En el análisis llevado a cabo por la Comisión, se refleja cómo el riesgo de pobreza de los niños que viven en hogares con intensidad de trabajo muy baja es del 67,2% en la UE. El paso de una intensidad de trabajo baja a media (por ejemplo, cuando uno de los dos padres trabaja) reduce considerablemente el riesgo de pobreza de los niños en la UE a un 27,5%, aunque sigue siendo notablemente más alta que entre los niños que viven en hogares donde ambos padres trabajan todo el año. Esto significa que el trabajo puede desempeñar un papel importante en la prevención y el abandono de la pobreza.
En general, los niños son más propensos a vivir en la pobreza que los adultos. Casi veinte millones de niños en Europa, el 21,1%, viven por debajo del umbral de la pobreza. Desde la crisis económica, la pobreza infantil ha aumentado en la mayoría de países de la UE. Esta es una tendencia preocupante, ya que las condiciones de vida y el ambiente en el cual los niños son criados son muy importantes para su desarrollo saludable. Por lo tanto, debe prestarse especial atención a los niños que viven en familias de bajos ingresos para garantizar la igualdad de oportunidades para todos los niños y para romper con la perpetuación intergeneracional de las desventajas. Vivir en la pobreza a menudo significa un acceso limitado a la atención sanitaria, mayor riesgo de abandono escolar, desempleo y pobreza.