El pasado mes de mayo se adoptó en Ámsterdam con la aprobación de los 28 Estados miembros la Agenda Urbana de la UE, que supone un verdadero hito para Europa. Es un impulso a la gobernanza multinivel y un avance hacia ciudades más inteligentes, verdes e integradoras.
La Agenda Urbana Europea permite a las ciudades europeas implicarse directamente en la formulación de políticas urbanas nacionales y comunitarias como la vivienda, la inmigración o la pobreza urbana. El Comité Europeo de las Regiones (CdR) ha acogido de manera muy favorable esta iniciativa, pero incide en la necesidad de un mayor compromiso a más largo plazo.
La firma del llamado Pacto de Ámsterdam, supuso el pistoletazo de salida para el desarrollo de la nueva Agenda Urbana de la Unión Europea. Su objeto es el de mejorar la elaboración y el impacto de las políticas urbanas nacionales y comunitarias dando voz e implicando directamente a las autoridades locales y regionales en aquellos temas de especial relevancia para las urbes, como son vivienda, sostenibilidad, calidad del aire, pobreza urbana y la integración de inmigrantes entre otros asuntos. La Agenda Urbana también tiene entre sus objetivos que las ciudades europeas sean más inteligentes, verdes e integradoras.
La Agenda Urbana supone el reconocimiento de las ciudades como elementos imprescindibles para trasladar los objetivos de las políticas nacionales y de la UE hacia acciones concretas. Y es que implementan directa o indirectamente las políticas y la legislación europea y contribuyen al cumplimiento de los principales objetivos políticos de la Unión, especialmente los relacionados con el empleo, el crecimiento y la inversión, el mercado único digital y la recientemente adoptada Unión por la Energía junto a la política sobre el cambio climático.
Además, las ciudades son las principales interesadas en las inversiones europeas, en la UE28 el 55% de las inversiones públicas totales se llevan a cabo por autoridades de niveles administrativos inferiores a los nacionales. Sin embargo, a pesar de las discusiones que se han ido teniendo durante décadas a nivel intergubernamental sobre la coordinación de los asuntos relacionados con las ciudades, el progreso real se encontraba estancado. En consecuencia, las ciudades tienen crecientes dificultades para luchar contra los efectos del cambio climático, el tráfico y el deterioro de la calidad del aire, así como la pobreza.
Para afrontar esos retos es necesario que la Agenda Urbana de la UE se centre en un número limitado de temas prioritarios, que han sido previamente acordados por la Comisión Europea y los Estados miembros. Cada tema prioritario debería ser diseñado e implementado por “socios” compuestos por expertos de la Comisión, Estados miembros, ciudades y redes ya existentes. También es fundamental que exista un fuerte compromiso político y recursos por parte de los actores implicados. Actualmente hay cuatro proyectos piloto en marcha: calidad del aire, migrantes y refugiados, alojamiento y pobreza urbana.
Cada tema prioritario debería ser implementado mediante un plan de acción con acciones concretas a nivel europeo, nacional y local, y también puede incluir proyectos como ejemplo. Este plan de acción debería ser un documento cambiante que puede actualizarse cuando sea necesario.