Ésta es una de las conclusiones que se desprenden del marcador “Unión por la Innovación” presentado por la Comisión y en el que se reflejan los principales logros y avances en esta iniciativa emblemática de la Estrategia Europa 2020.
Fomentar ideas rompedoras y mejorar las condiciones que hagan posible su puesta en marcha es una de las acciones que se proponen por la Comisión para mantener los niveles de innovación en el conjunto de la Unión. Ello se plantea en respuesta a los efectos de la crisis sobre el sector privado: se ha reducido el número de empresas innovadoras, se ha producido menos inversión de capital de riesgo y cada vez hay menos solicitudes de patentes.
La Comisión ha manifestado también su intención de apoyar la innovación en Europa a través del Fondo Europeo de Inversiones Estratégicas, pieza clave del Plan Juncker para restablecer las inversiones de riesgo a los niveles anteriores a la crisis. No deja de lado tampoco los instrumentos tradicionales como los fondos estructurales o el H2020 con los que se van a fomentar nuevas sinergias. La prioridad que la Comisión otorga a la innovación en Europa puede apreciarse también en el apoyo que prestará a los diferentes Estados miembros para reformar sus sistemas de innovación e investigación o en las medias puestas en marcha para acelerar la revolución digital, también en el sector de la investigación.
El indicador sitúa a los países en 4 grupos según su capacidad de innovación: Dinamarca, Finlandia o Alemania entre los más avanzados y Bulgaria, Letonia y Rumanía entre los que tienen que redoblar sus esfuerzos. España ha sido situada entre los que tienen una media innovadora inferior a la europea junto con Croacia, Grecia o Polonia.