La Comisión Europea presenta un informe sobre regiones de la Unión que van a la zaga en términos de crecimiento o patrimonio, y marca caminos claros en favor de estrategias de crecimiento regional, con ayuda de los fondos de la UE.
En el informe se evalúa lo que favorece o dificulta la competitividad de estas regiones y por qué todavía no han alcanzado los niveles de crecimiento y renta esperados para la UE. Más aún, se identifican las necesidades de inversión de las regiones (capital humano, innovación, calidad de las instituciones y mejor accesibilidad), así como los instrumentos de la política de cohesión de la UE que podrían servirles de apoyo.
Corina Crețu, comisaria de Política Regional, ha declarado: «En la política de cohesión hay una respuesta para cada obstáculo al desarrollo. Unas estrategias de desarrollo regional a medida, combinadas con las condiciones previas para el éxito de las inversiones, pueden hacer de estas regiones lugares atractivos para los residentes, los trabajadores y las empresas. Esto es lo que hacemos: ayudamos a las regiones a saber cuáles son sus necesidades y sus ventajas competitivas y les damos las herramientas para que formulen mejor sus políticas».
Se han estudiado cuidadosamente cuarenta y siete regiones de ocho Estados miembros, que se han clasificado como «de bajo crecimiento», con un PIB per cápita de hasta el 90 % de la media de la UE, pero con una persistente falta de crecimiento, o como «de renta baja», en las que el PIB per cápita va creciendo, pero todavía se encuentra por debajo del 50 % de la media de la UE. En ellas vive una población de ochenta y tres millones de personas, es decir, uno de cada seis habitantes de la UE. Un grupo se sitúa principalmente en el sur de Europa, mientras que el otro se concentra en el este.
Las economías de las regiones de renta baja pueden potenciarse con una combinación eficaz de inversiones en innovación, capital humano y conectividad
Las estrategias de especialización inteligente pueden contribuir a mejorar la capacidad de innovación de las regiones que obtienen una puntuación baja en el índice de competitividad regional y que adolecen de una interacción ineficiente entre el ámbito académico y el mundo empresarial local.
Hay que incentivar las inversiones en capital humano y la mejora de las capacidades de los trabajadores, mediante la formación profesional y el aprendizaje permanente, que pueden financiarse con fondos de la política de cohesión. Así pueden evitarse la depreciación de las capacidades y el desajuste entre la oferta educativa y la demanda del mercado laboral.
Hacer una región más atractiva para los jóvenes de talento y para las empresas también significa interconectar mejor las ciudades de cada región, sus periferias y las zonas rurales. De este modo, los principales polos económicos generarán más efectos indirectos para toda la región. Muchas regiones de renta baja sufren importantes carencias de infraestructura, por lo que debe darse prioridad a las inversiones en redes clave de transporte.
Las regiones de bajo crecimiento podrían beneficiarse de una mayor capacidad institucional y de reformas estructurales
El informe aporta más pruebas de que las políticas de desarrollo solo pueden dar plenos resultados en un entorno favorable a la inversión, y solo si las ejecutan administraciones solventes de manera transparente, responsable y eficiente.
Esto es especialmente así en las regiones de bajo crecimiento, que han mejorado poco su capacidad institucional, no han podido sacar el mayor partido de las intervenciones de la política de cohesión y, por lo tanto, han crecido menos y se han visto más expuestas a los efectos de la crisis económica.
Para aumentar el impacto del gasto de la UE, nacional y regional, hay que derribar los obstáculos horizontales y sectoriales que dificultan las inversiones. Las condiciones previas de la política de cohesión para el éxito de las inversiones pueden ser potentes incentivos para hacer frente a los principales obstáculos señalados en el informe.
Las prioridades han de ser: flexibilizar el entorno empresarial, disminuyendo la burocracia, el tiempo y los costes que conlleva crear empresas emergentes y gestionar pymes; aumentar la eficiencia, la transparencia y la rendición de cuentas de las administraciones y los servicios públicos; y modernizar los procedimientos de contratación pública con procedimientos digitales.
Antecedentes
En junio de 2015, la Comisión puso en marcha una iniciativa para examinar los factores que frenan el crecimiento y la inversión en las regiones de la UE de renta baja y bajo crecimiento. En línea con dicha iniciativa, el informe de hoy analiza las necesidades de inversión, los determinantes del crecimiento, el marco macroeconómico y la necesidad de reformas estructurales de estas regiones.
Tanto la iniciativa como el informe forman parte de un compromiso más amplio de la Comisión para ofrecer asistencia específicamente adaptada a las regiones y ayudarlas a mejorar la forma en que invierten y gestionan los fondos de la política de cohesión (véase MEMO 15/4654) y fomentar una mayor responsabilización, coordinación y priorización de las estrategias regionales de inversión y desarrollo.
Más información
«La competitividad en las regiones de renta y crecimiento bajos. Informe sobre las regiones que van a la zaga»
Preguntas y respuestas sobre el informe