Las normas fiscales internacionales deben actualizarse e incluir un tipo mínimo efectivo del impuesto sobre sociedades. A falta de acuerdo, la UE debería avanzar en solitario.
El Parlamento insiste en una resolución no legislativa en mantener la presión y reiterar sus prioridades en materia fiscal ante las próximas decisiones en la OCDE.
Un tipo mínimo para la fiscalidad corporativa en todo el mundo
Para reducir la elusión fiscal y diseñar un sistema tributario más justo, los eurodiputados plantean varias modificaciones a unas reglas establecidas mucho antes de la economía digital.
Reclaman fijar un tipo mínimo efectivo que desincentive el traslado de los beneficios y evite la competencia fiscal entre jurisdicciones. A este respecto, la resolución saluda la reciente propuesta de la Administración estadounidense del 21% para el impuesto sobre sociedades a nivel global.
Como consecuencia de la digitalización, los derechos de imposición deben reflejar que la interacción entre las compañías y los consumidores contribuye de manera significativa a la creación de valor en modelos de negocio muy digitalizados. Esto permitiría que se paguen más impuestos allí donde se crea valor y no donde son más bajos, según el PE.
La resolución hace hincapié en que la UE debe preparar su propia estrategia ante la posibilidad de que las negociaciones a nivel internacional no fructifiquen antes de final de año. El Parlamento pide para mediados de 2021 una propuesta sobre fiscalidad de servicios digitales y un plan de acción para los diferentes escenarios de acuerdo global o lo contrario.
El texto fue aprobado por el pleno con 549 votos a favor, 70 en contra y 75 abstenciones.
Declaraciones de los ponentes
Andreas Schwab (PPE, Alemania) dijo: «Hemos tenido graves problemas los últimos años con los servicios digitales, que pagaban menos impuestos que en otros sectores. Esto se ha agravado durante la pandemia. La igualdad de trato en la fiscalidad no sólo es de justicia, también es un requisito para la competencia justa. Esta resolución ofrece orientaciones simples y claras para dejar de aplicar dos raseros diferentes a la economía digital y la tradicional».
Martin Hlaváček (Renew, Chequia) agregó: «Las grandes corporaciones digitales no pueden tener esta ventaja injusta respecto a las pymes. Tenemos la obligación moral de garantizar que las multinacionales digitales contribuyen como les corresponde. Aunque este problema debe resolverse a escala global, este debe ser nuestro último intento. Con acuerdo en la OCDE o sin él la UE debe adoptar una estrategia. No podemos seguir esperando».
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