El Pacto Verde Europeo es la hoja de ruta para convertir a la Unión Europea en el primer continente climáticamente neutro. Es uno de los principales puntos del programa de la Comisión Europea en su mandato liderado por Ursula von der Leyen. Su objetivo principal es que Europa se convierta en un referente mundial en la lucha contra el cambio climático, lo cual no beneficia únicamente a la imagen de la propia Unión Europea, sino también al conjunto de la ciudadanía y su salud. Dentro del Pacto Verde Europeo, la protección y cuidado del agua ocupa un importante lugar.
En nuestro planeta tan solo el 3% del total del agua es dulce. Además, la mayor parte de este 3% se encuentra contenida en glaciares. La preservación de un aire limpio y libre de emisiones contaminantes es clave para preservar la calidad de este bajo porcentaje. En este sentido, una de las pautas de este programa pasa por la reducción de la contaminación causada por el transporte (incluido el marítimo) en un 90% de aquí a 2050.
Aunque el porcentaje que nos interese especialmente sea el de la cantidad de agua dulce, el «agua salada» es también muy relevante, ya que de ella proviene una parte importante de los recursos que consumimos con frecuencia. Precisamente por esta razón, el Pacto Verde Europeo busca proteger la biodiversidad y luchar por un ecosistema sano que filtre el aire y el agua y contribuya al mantenimiento del equilibrio climático. Además, en el último presupuesto plurianual se ha dedicado el 30% del Fondo Marítimo y de Pesca a contribuir a los objetivos climáticos establecidos en el Pacto Verde Europeo.
Otra iniciativa remarcable dentro de esta hoja de ruta incluye la reducción de la contaminación por exceso de nutrientes gracias a la estrategia «de la Granja a la Mesa». La contaminación causada por los microplásticos y los productos farmacéuticos también forman una parte importante en esta estrategia, lo cual es algo muy demandado por los movimientos ecologistas cada vez más frecuentes y numerosos en nuestras sociedades.
Todas estas acciones tienen como referencia el cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible número 6: conseguir agua limpia y saneamiento seguros e higiénicos para todos.
Como europeos las acciones que la Unión Europea está llevando a cabo nos beneficia directamente al buscar una mejor calidad del agua que además sea más sana y proteja la biodiversidad.
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