La Unión Europea y Reino Unido acordaron su futura relación comercial a finales de 2020. Descubra cómo afectará a los ciudadanos.
Reino Unido abandonó la Unión Europea el 31 de enero de 2020. A partir de entonces comenzó un período de transición, que se extendió hasta el 31 de diciembre del mismo año, por el cual Reino Unido continuó aplicando las normas comunitarias, y participando en el mercado único y en la unión aduanera para negociar las futuras relaciones. El acuerdo sobre las próximas relaciones entre la UE y Reino Unido se alcanzó en diciembre de 2020 tras intensas negociaciones. Aunque se aplicará de manera provisional, todavía tiene que ser aprobado por el
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Parlamento Europeo para que pueda entrar en vigor. Los eurodiputados están examinando el texto en las comisiones pertinentes y deberán votarlo en sesión plenaria.
El acuerdo de retirada alcanzado a finales de 2019 ya contemblaba diferentes cuestiones, como la protección de los derechos de los ciudadanos europeos en Reino Unido y de los británicos que viven en la UE, los compromisos financieros asumidos por Reino Unido como Estado miembro, así como las cuestiones fronterizas, especialmente en Irlanda.
Vivir y trabajar en Reino Unido o en la UE
Los ciudadanos europeos en Reino Unido o los británicos en un país de la UE que ya vivían allí antes de enero de 2021 pueden seguir viviendo y trabajando donde ahora están registrados y cuentan con permisos de asentamiento por parte de las autoridades nacionales de los Estados miembros o de Reino Unido.
Los derechos para trabajar y vivir de los británicos que no residieran en la UE hasta el momento, con excepción de Irlanda pues cuenta con un acuerdo paralelo con Reino Unido, no serán automáticos. Los ciudadanos británicos que quieran vivir y trabajar en algún país de la UE deberán cumplir los requisitos del sistema migratorio de donde quieran establecerse y pueden encontrar restricciones. Además, sus profesiones ya no serán homologadas de forma automática como antes.
Para estancias de más de 90 días en la UE, los británicos deberán cumplir con los requisitos de entrada y salida que se aplican a los ciudadanos de terceros países. Esta medida también incluye a los británicos con una segunda residencia en la Unión.
Los ciudadanos de la UE que quieran entrar en Reino Unido para trabajar, estudiar o residir durante más de 6 meses tienen que cumplicar con las condiciones migratiorias establecedas por el gobierno británico, que incluyen la solicitud del visado.
Viajes
Los británicos no tienen que pedir visado para viajar a la UE por un máximo de 90 días en periodos de 180 días.
Sin embargo, los nacionales del Reino Unido ya no pueden hacer uso de los controles de pasaportes de vía rápida y las vías aduaneras de la UE. Además, deben tener un billete de regreso y poder demostrar que tienen fondos suficientes para su estancia. También deben contar con al menos seis meses de vigencia en su pasaporte.
Las visitas y viajes turísticos en Reino Unido no se verán afectadas a corto plazo -seis meses como máximo- y no requerirán de un visado. Los ciudadanos comunitarios pueden entrar en el país con un pasaporte con una validez superior a seis meses.
Asistencia sanitaria
Los europeos en Reino Unido de forma temporal siguen teniendo derecho a las prestaciones sanitarias por una urgencia al contar con la Tarjeta Sanitaria Europea. Para estancias superiores a los seís meses se debe abonar un sobrecargo sanitario.
Los pensionistas siguen beneficiándose de la asistencia sanitaria en el lugar donde viven. El país que paga su pensión reembolsará al país de residencia.
Erasmus
Reino Unido, a excepción de Irlande del Norte, ha decidido dejar de participar en el popular programa de intercambios Erasmus+ y creará el suyo propio. Por tanto, los estudiantes de la UE ya no tienen los mismos derechos.
Comercio de bienes y servicios
El acuerdo prevé que el intercambio de bienes entre Reino Unido y la Unión Europea no está sujeto a tarifas (aranceles) ni a cuotas (volumen máximo de cada producto). Sin embargo, existen nuevos procedimientos para el paso de mercancías hacia y desde Reino Unido, que incluyen los controles fronterizos sobre el respeto de las reglas del mercado interior (normas sanitarias, de seguridad, sociales y ambientales, por ejemplo) o la regulación aplicable del Reino Unido. Esto conlleva más trámites burocráticos y costes adicionales. Por ejemplo, todas las importaciones en la UE están sujetas a formalidades aduaneras y deben cumplir con todas las normas de la UE. Por tanto, hay mayores trámites aduaneros y controles de las mercancías. Esto no se aplica a las mercancías que se trasladan entre Irlanda del Norte y la UE.
Los servicios pierden todos los derechos de comercio libre internacional que tenían hasta ahora. Las empresas británicas ya no se benefician del pasaporte, que permiten el acceso automático a todo el mercado único de la UE. Para seguir operando en la UE, necesitan establecerse aquí.