Barcelona fue una de las primeras ciudades de Europa en poner en marcha medidas para atenuar los efectos del coronavirus en el tejido cultural de la ciudad, como se destaca en el reciente informe del JRC sobre el empleo en las ciudades culturales y creativas europeas en tiempos de COVID-19, que destaca la vulnerabilidad específica del empleo en el sector.
En primavera, durante la primera oleada de la pandemia, la ciudad avanzó cachés de programaciones, como en el caso de la Quinzena Metropolitana y Barcelona Districte Cultural.
La capital catalana publicó una convocatoria de subvenciones extraordinarias para las estructuras culturales más débiles, como teatros, espacios de creación y cooperativas culturales, con inversiones extraordinarias destinadas a las bibliotecas. Valencia creó canales en línea para promover iniciativas de instituciones culturales locales, como la Biblioteca Valenciana.
Fuente: Science Flash for You